lunes, 23 de abril de 2012

Diálogos con el despertador


El despertador suena. Más bien ruge, grita, llora desconsolado… Nosotros solo queremos asesinarlo. Nos gustaría que tuviese cuello para poder estrangularlo. Pensamos en destriparlo para que nunca suene más. ¿Por qué tiene que despertarnos? Un día le pregunté…

-          - ¿Por qué lo haces? – le recriminé. – ¡No quiero despertarme!
-        -  Tienes que hacerlo, es la hora, no puedes seguir dormida.
-        -  ¡Sí, puedo! No quiero moverme de aquí. La sábana es suave, la manta caliente y la almohada mullida.  Se está tan bien soñando…
-         - Pero puede llegar una pesadilla, si te despiertas no te alcanzará. Cuando llegue no puede encontrarte dormida. Tienes que despertar, tienes que luchar, y en definitiva, tienes que vivir.

Quizás deberíamos escucharlo, no deberíamos silenciar aquella voz que nos invita a abrir los ojos. Somos unos desagradecidos: siempre respondemos de un bofetón al despertar de la vida. De vez en cuando no estaría mal escucharlo y apagarlo de una  caricia.

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