Coger un coche, girar la llave y pisar el acelerador.
Carretera, autovía; cuarta, quinta. Pisar a fondo. La aguja sube descontrolada
para perder los puntos o acabar con puntos en la cabeza.
Llegas a una inmensa pared blanca. Os miráis frente a
frente, os probáis las fuerzas. Sacas una brocha y empiezas a teñirla de rojo.
Pinceladas de furia pasional, de rabia, de odio roto en la inocencia. Sin
orden, sin sentido, la brocha danza histérica en todas las direcciones.
Cuando te cansas coges el pozal de pintura y vacías su
sangre en la pared. Lanzamiento frontal. Las lágrimas resbalan por la
pared. Que llore la pared, tú nunca.
Y del fuego, al mar… ¡Sí! ¡Retemos al mar! Ir al espigón,
aquel territorio peligroso que el hombre creó donde solo había agua. ¡Ignorante!
Nadie le avisó de que el sería su propia víctima. Te asomas, las olas te
desafían. No te conocen… Hay rocas asesinas ahí abajo, pero te tirarás porque
también puedes caer en la suave espuma. ¿Qué te van a hacer las rocas?
¿Pincharte? Son como cactus...
Imaginemos un campo desértico infectado de cactus. Un calor
sofocante de 47ºC te estrangula y tú escapas de sus manos a los 180 km/h de una
moto de desguace. Aceleras, se apaga el calor, el aire te peina. Esquivas los
cactus y la velocidad convierte sus arañazos en caricias. Se pierde todo; el
tiempo, el espacio, la razón.
Es hacer el amor con la locura. Y al despertar, te asomas a
la ventana de una gran ciudad. Te tiras volando, resbalas por el tobogán de
cristal del rascacielos. Caes en un básquet de fresas de una frutería, las
riegas de azúcar y te quedas allí a dormir, acunada por el sol. Te despierta la locomotora…
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¿Subes al tren?
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No gracias, prefiero el avión. Me van los altos
vuelos.
De tantas formas de escapar, de
tantas salidas, me quedé la más sencilla. Un papel reutilizado, un boli sin
tinta y una silla. Que se moje la punta de la pluma y nunca la mejilla. La vida
es la irracionalidad de la sencillez.
La irracionalidad es un escape, una vía demente en busca de la locura idealista, del delirio romántico que asoma en cada esquina de mi razón vesánica ,atrapada por la quimera de la lucha y la poesía, alienada por decisión racional de postergar el mendigar amor por las aceras. La irracionalidad es juego tiránico de impulsos, de engaños....la irracionalidad es pura poesía y la esencia del amor
ResponderEliminarBertolt Brecht, hoy más que nunca.